«El listillo es un peligro público»
«El listillo es un peligro público»
José Antonio Marina
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José Antonio Marina nació en Toledo, en 1939.
Filósofo y escritor polifacético, ha conseguido hacer compatible sus investigaciones sobre la inteligencia con su labor como profesor de Filosofía y sus estudios relacionados con la fenomenología, la psicología genética, la neurología y la lingüística.
La publicación de su primer libro data de 1992, y su creciente fama le ha llevado a recibir numerosos galardones que le han convertido en uno de los pensadores españoles más notables de la actualidad.
Con "Teoría de la inteligencia creadora", "Etica para náufragos", "El misterio de la voluntad perdida", "La selva del lenguaje", "Diccionario de los sentimientos", o "Dictamen sobre Dios", Marina ha conseguido romper los corsés académicos y acercar al gran público una forma diferente de entender la vida.
La exageración es siempre el primer paso hacia el racismo
Periodista Digital
Jueves, 18 de mayo 2006
Nos desmenuza y acerca tanto la filosofía que da gusto escuchar sus diagnósticos: que si ellos, por primera vez en España, tienen más ganas que ellas; que a los de 30 no hay quien les eche de casa; que la religión cristiana ha perdido la fuerza de movilización emocional que tuvo hace ocho siglos... Ha hablado con él Eva Reuss, de la revista Época.
Pregunta: Ya que es filósofo, ¿por qué existimos y por qué se me hace cada vez más dura la existencia?
Respuesta: Saber la causa remota de por qué existimos excede mis capacidades. Es complicado hacerlo porque somos seres limitados y no utilizamos bien nuestro gran recurso, que es la inteligencia; somos animales muy torpes.
P: ¿Por qué dice que los dos grandes enemigos de la inteligencia son la pereza y la maldad?
R: La maldad es el gran fracaso de la inteligencia, pues supone una mala elección de los fines o una mala solución a los problemas. Y ningún afán cultural más absurdo, como de poetas malditos, que el de dar prestigio a la maldad; el pecado es el único jardín verde que nos queda, se difunde por ahí; algo ridículo, indecente y tonto. Así se frivoliza y trivializa la maldad, que es crueldad, injusticia, insensibilidad y dominio de uno sobre otro.
P: ¿Qué diferencia hay entre un listillo y un inteligente?
R: Los listos son los pillos de todas las épocas. Los inteligentes son los que resuelven los problemas dejando a salvo los grandes valores, como, por ejemplo, Mandela, impresionantemente inteligente. La diferencia está en que, como dice el lenguaje castellano, utilizamos la frase “no te pases de listo”, pero no la de “no te pases de inteligente”. El listo es el que va a lo suyo, el astuto, el gorrón. El listillo es un peligro público.
P: En un cuento de Boris Vian, mi escritor favorito, un ordenador se rebela y asesina al dueño. Siempre pensé que eso llegará a ocurrir con esta ciberfiebre.
R: Los ordenadores son poco inteligentes, pero si les programamos para que decidan puede ocurrir aquello de la crisis bursátil en Wall Street en 1989, cuando les ordenaron que, si bajaba un porcentaje en la Bolsa, ellos decidían. Eso creó una oleada de ventas no acordada previamente y nadie, en realidad, estaba a los mandos de aquello.
P: ¿A que se refiere con Jesús de Nazaret fue un revolucionario descomunal inexplicable?
R: Es una persona que nace en el quinto pino, hizo sólo dos viajes cortos tipo Madrid-Alcorcón y, después de dos o tres años de predicación, le mataron por un motivo medio religioso, medio político, como murieron otro montón de predicadores levantiscos. Para colmo, sólo hablaba en arameo y mascullaba un poco el griego. Ni siquiera sabemos si sabía leer o escribir. Bueno, pues con todas esas limitaciones, fue una persona que literalmente cambió el mundo.
P: También otros.
R: Creo que, en ese ámbito, sólo Confucio, Buda, Mahoma y Jesucristo han tenido esa potencia tan salvaje de seducción, de encandilar durante siglos. Es un espectáculo absolutamente grandioso y misterioso.
P: ¿Por qué hay menos jóvenes en las iglesias?
R: Porque las iglesias han hecho muy mal su papel y han espantado al personal. Las homilías son muy aburridas, acartonadas y las iglesias cristianas están a la defensiva. El islam tiene un potencial cada vez mayor y muy peligroso porque utiliza la religión como reforzador de la identidad nacional o cultural, lo cual tiene una fuerza emocional colosal que el cristianismo tuvo hace ocho siglos.
P: ¿Sigue pensando que en España triunfa el machismo rampante triunfante?
R: Sí, y lo peor es que en las chicas aumenta más que en los chicos. Por ejemplo, título de portada de Cosmopolitan: “¿Puede una mujer tener dos amantes al tiempo?”. Por supuesto que sí, dice la revista. Si las tienen ellos, ¿por qué no nosotros? Y ellas, encantadas, en vez de decir ‘pero ‘si el modelo de ello es indecente...!, piensan ‘¡pues vamos a copiar el suyo!’.
P: ¿Por qué es más feliz la gente que no se plantea nada trascendental que los que tratamos de buscarle un porqué a todo?
R: No es verdad. Lo único cierto es lo que decía Stuart Mill: la felicidad del cerdo es la felicidad del cerdo. A mí no me hace nada feliz esa ilusión del que se levanta pensando en comer, beber y tener sexo.
P: Lo peor y lo mejor de este Gobierno.
R: Lo mejor es que acabó con la crispación que hubo en el segundo mandato de Aznar, pero ha tratado muy mal el tema de la educación y no sé cómo acabarán los asuntos de los Estatutos de Autonomía y la negociación con ETA. Puede ser un gran éxito o un batacazo.
P: Hablando de los recientes sucesos de Francia. ¿No es más ejemplar esa juventud manifestándose por su primer empleo que la desidia española con el ‘botellón’?
R: El problema de nuestra juventud es que es muy sumisa y conformista, sigue la moda de lo que le echen y se ha instalado en una actitud peligrosa de impotencia confortable. Creen que no pueden hacer nada con su vida, pero no les importa mucho porque han encontrado un nicho de comodidad en la familia.
P: ¿Está reconquistando el islam España y Europa?
R: La exageración es siempre el primer paso hacia el racismo. Sin duda, no hay que integrar a nadie en la cultura de una nación sin que admita sus valores.
P: ¿Quiere decir que la religión ha de respetar un marco ético?
R: Claro. Los que obtienen carta de ciudadanía tienen que saber que el derecho a la libertad religiosa se detiene cuando se enfrenta con el marco ético y su protección social, que está por encima de la religión.
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