Concentración AVT Ciudadanos ejemplares ¿Quién es Rodríguez Zapatero comparado con Teresa Jiménez-Becerril? Un ser sin sombra. Nada.
Agapito Maestre
Después de oír a los oradores de la concentración de la Plaza de Colón, hay que hablar de política. ¿De qué otra cosa íbamos hablar después de un grandioso y evanescente acto político? Un millón de personas en la concentración de la plaza de Colón contra la política “antiterrorista” del Gobierno es un dato suficiente para desesperar a cualquier gobernante decente. Pero, por encima del número de asistentes, sólo me interesa retener un asunto, que pudiera ser el estímulo imprescindible de nuestra democracia. Ese acto fue convocado por una asociación de ciudadanos libres. Víctimas, sí, imposibles de comprender sin su discurso ciudadano. Un ejemplo es suficiente: lean la intervención, en realidad, la narración de Teresa Jiménez-Becerril, la hermana del concejal asesinado, hace ocho años, junto a su mujer en Sevilla, para saber qué es una ciudadana, una demócrata ejemplar.
Su plática fue prodigiosa. Fue sólo una muestra de que una víctima es, sobre todo, una ciudadana. La voz de la conciencia de los políticos profesionales es, en verdad, una víctima convertida en un ciudadano. Alguien en quien mirarnos para desarrollarnos políticamente. Alguien, en efecto, que después de un largo y laborioso proceso de aprendizaje democrático, ha dejado de ser objeto de compasión para convertirse en un sujeto político mayor de edad. Al oír su narración me percaté que estaba ante un arquetipo democrático; más aún, sentí que los muertos, los españoles asesinados por el terrorismo, se llevarán por delante a los impostores, a los políticos que quieran manipularlos. Muchos ya han sido arrasados, pero muchos otros caerán. Aunque cueste reconocerlo, esto no ha hecho nada más que empezar. La AVT y otras tantas asociaciones de víctimas, lo mejor de la sociedad civil española, no se dejarán manipular.
Por lo tanto, nadie olvide el nombre de quienes nos convocaron a este acto de afirmación democrática. Fueron las asociaciones de víctimas las principales protagonistas contra la política de negociación con ETA del Gobierno de Zapatero. Fue una Asociación Ciudadana, sí, una asociación con capacidad para influir, cómo nadie había imaginado antes, sobre los agentes de socialización política quien hizo posible el acto de Colón. El PP fue comparsa. Importante, pero comparsa. Aprenda, saque conclusiones y a convocar por su cuenta. Después de la lección de Colón, la cuarta en dos años, Rajoy ya no se vendrá abajo. No desistirá de las obligaciones que le exige la ciudadanía más responsable y desarrollada democráticamente. Seguro.
Los socialistas tampoco echarán tierra sobre el asunto. Si lo hacen, la sangría de votos no la detendrá nadie. También el sábado les hubiera gustado estar allí. Por eso, precisamente, están desesperados. Basta leer el editorial de El País del domingo para saber su grado de desesperación. Su carencia de argumentación política les lleva a proponer la convocatoria de una manifestación de todos los españoles a favor de la unión del PP y el PSOE, algo parecido a establecer una tregua entre los dos grandes partidos sobre el asunto del terrorismo. El disparate de la propuesta roza con el esperpento.
¿Qué decir sobre las burlas de Zapatero contra las víctimas del terrorismo? Nada. Ni desprecio merece. La voz de una sola víctima vale más que todos sus cálculos para mantenerse en el poder sin la legitimidad de los caídos. Que digo la voz, el sencillo recuerdo de una sola persona asesinada, arrollará a quien quiera adornarse con su sangre. Zapatero ha vuelto a despreciar a las víctimas, sí, a todos los que nos manifestamos el sábado contra su política “antiterrorista”. Está fuera de sitio. El suelo se le mueve… ¿Quién es Rodríguez Zapatero comparado con Teresa Jiménez-Becerril? Un ser sin sombra. Nada.
Su plática fue prodigiosa. Fue sólo una muestra de que una víctima es, sobre todo, una ciudadana. La voz de la conciencia de los políticos profesionales es, en verdad, una víctima convertida en un ciudadano. Alguien en quien mirarnos para desarrollarnos políticamente. Alguien, en efecto, que después de un largo y laborioso proceso de aprendizaje democrático, ha dejado de ser objeto de compasión para convertirse en un sujeto político mayor de edad. Al oír su narración me percaté que estaba ante un arquetipo democrático; más aún, sentí que los muertos, los españoles asesinados por el terrorismo, se llevarán por delante a los impostores, a los políticos que quieran manipularlos. Muchos ya han sido arrasados, pero muchos otros caerán. Aunque cueste reconocerlo, esto no ha hecho nada más que empezar. La AVT y otras tantas asociaciones de víctimas, lo mejor de la sociedad civil española, no se dejarán manipular.
Por lo tanto, nadie olvide el nombre de quienes nos convocaron a este acto de afirmación democrática. Fueron las asociaciones de víctimas las principales protagonistas contra la política de negociación con ETA del Gobierno de Zapatero. Fue una Asociación Ciudadana, sí, una asociación con capacidad para influir, cómo nadie había imaginado antes, sobre los agentes de socialización política quien hizo posible el acto de Colón. El PP fue comparsa. Importante, pero comparsa. Aprenda, saque conclusiones y a convocar por su cuenta. Después de la lección de Colón, la cuarta en dos años, Rajoy ya no se vendrá abajo. No desistirá de las obligaciones que le exige la ciudadanía más responsable y desarrollada democráticamente. Seguro.
Los socialistas tampoco echarán tierra sobre el asunto. Si lo hacen, la sangría de votos no la detendrá nadie. También el sábado les hubiera gustado estar allí. Por eso, precisamente, están desesperados. Basta leer el editorial de El País del domingo para saber su grado de desesperación. Su carencia de argumentación política les lleva a proponer la convocatoria de una manifestación de todos los españoles a favor de la unión del PP y el PSOE, algo parecido a establecer una tregua entre los dos grandes partidos sobre el asunto del terrorismo. El disparate de la propuesta roza con el esperpento.
¿Qué decir sobre las burlas de Zapatero contra las víctimas del terrorismo? Nada. Ni desprecio merece. La voz de una sola víctima vale más que todos sus cálculos para mantenerse en el poder sin la legitimidad de los caídos. Que digo la voz, el sencillo recuerdo de una sola persona asesinada, arrollará a quien quiera adornarse con su sangre. Zapatero ha vuelto a despreciar a las víctimas, sí, a todos los que nos manifestamos el sábado contra su política “antiterrorista”. Está fuera de sitio. El suelo se le mueve… ¿Quién es Rodríguez Zapatero comparado con Teresa Jiménez-Becerril? Un ser sin sombra. Nada.
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