PUJOLET

PUJOLET

Cierto día Pujolet
se acercó a un confesionario
a descargar su conciencia
que le estaba atormentando.
Pero tuvo la desgracia
-eran los tiempos de Franco-
en que quiso confesarse
y soltarle los pecados
en la lengua catalana
a un Confesor indignado
porque la lengua española
quisiera dejar de lado
y se negó a que Pujol
quisiera seguir hablando.
Lo más probable es que el Cura
era de los que escaparon
de las checas de la Esquerra
y estaría el pobre harto
de que sólo en catalán
le hubieran torturado,
o fuera un pobre charnego
quien a aquel desmedrado
penitente no entendía
y no quiso confesarlo.
¿Y no intuiría, tal vez,
que aquel hombre arrodillado
iba a llegar, con el tiempo,
-por supuesto, muerto Franco-
a ser nombrado Honorable
y mandar en el tinglado
de la Generalidad
y darle un vuelco, airado,
a la lengua del Imperio
y hacer de su capa un sayo?
Lo cierto es que Pujolet
no se ha olvidado del caso
y lo prueba la inmersión
lingüística que ha inventado
a fin de que los charnegos
se olviden del castellano.
¡Pobre España, que ha tenido
un Honorable tan bajo
que bien merecido tiene
por Pujolet ser nombrado.

  17 Junio 2006

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