Zapatero ofreció a Aznar buen trato si se callaba
Zapatero ofreció a Aznar buen trato si se callaba http://www.larazon.es/noticias/noti_nac10198.htm
Madrid- La noticia del «fichaje» del ex presidente José María Aznar como consejero de Rupert Murdoch, propietario del principal conglomerado internacional de medios informativos y de entretenimiento, ha arrastrado viscerales reacciones desde las filas socialistas y ha ido pareja a un rebrote de la campaña de acoso que el PSOE, su entorno y medios afines comenzaron con la tragedia del «Prestige» y acentuaron con motivo de la intervención en Irak. Después de las elecciones generales de 2004, Aznar se entrevistó de manera privada con José Luis Rodríguez Zapatero para tratar el traspaso de poderes. Según fuentes próximas, ya entonces percibió que el líder del PSOE le insinuaba una especie de tregua tácita envuelta en una personal interpretación del papel institucional de los ex presidentes. Le dejaría tranquilo a cambio de que se colocara al margen, muy especialmente en lo que afectaba a poner en entredicho el comportamiento socialista ante los brutales atentados del 11-M en Madrid. En el centro de la diana. Lo que dirigentes del PP califican de «campaña personal de destrucción» ha tenido, desde entonces, distintos episodios y siempre se ha encontrado con el mismo muro: el desmentido categórico y directo del propio afectado. Se le ha acusado de robo de documentos secretos, se le ha relacionado con un golpe de Estado en Guinea Ecuatorial, se ha dicho que había comprado con dinero público una medalla del Congreso de EE UU que nunca le ha sido concedida... Hasta llegar la última imputación: una supuesta vulneración de la regulación que impide realizar negocios privados relacionados de manera directa o indirecta con sus responsabilidades públicas. Con la ayuda externa del complejo de Edipo que ha existido y existe en determinados sectores del PP con respecto al «pasado» y al papel del «padre» en el futuro, el PSOE ha hecho de Aznar un eje de su ataque contra el principal partido de la oposición, como cada semana reflejan las sesiones parlamentarias. Y de cuestionarle por su supuesta obsesión por seguir moviendo los hilos de la política nacional y de Rajoy se ha pasado a afearle un supuesto desprecio hacia España, como denunció el lunes José Blanco, por aceptar ser consejero en News Corporation, el grupo de comunicación del magnate Murdoch. En el PP se tiene claro que detrás de la reactivación de la «cacería» manda el «miedo» a las consecuencias del fortalecimiento de la influencia a nivel internacional que Aznar ya ejercía, en cualquier caso, antes de participar en la definición de la estrategia de News Corporation. Los «postres» de la primera reunión del Board of Directors (su consejo de toma de decisiones) sirven de espejo de las consecuencias directas del nombramiento. El martes 20 se codeó con la élite política, económica e intelectual londinense en una cena en la que intercambió impresiones con David Cameron, líder del Partido Conservador británico, o con Gordon Brown, ministro de Hacienda. Para la derecha británica, el ex presidente español es referente como gobernante vinculado al PPE que ha demostrado la viabilidad de su creencia en el «Estado nación europeo». Si en el Reino Unido se le valora por esta cuestión o por la política antiterrorista, en Alemania se le ha señalado en determinados ámbitos como modelo por su gestión de la relación trasatlántica. A medida que crecía su distancia con la política nacional han ido aumentado sus relaciones dentro y fuera de España, al disponer de más tiempo libre y no tener responsabilidades que le limiten. Si el primer ministro danés ha decidido asumir la propuesta de FAES de crear un área económica entre Europa y EE UU, el debate interno de la OTAN está tomando como base el informe de Aznar sobre su reforma. Cuando la canciller Merkel se reunió con Bush en la Casa Blanca, éste fue uno de los asuntos que trataron. El primer ministro australiano le ha pedido que le visite para hablar, precisamente, también de la OTAN, puesto que Australia quiere incorporarse a la Alianza. La lista de personalidades con las que mantiene contactos asombra. El año pasado se reunió, entre otros, con Putin, Bush, Blair, Sarkozy, Merkel, Dick Cheney, Condoleezza Rice, Donald Rumsfeld, Silvio Berlusconi, Ahud Barak, Nestor Jirchner, Vicente Fox... Habla con frecuencia con el presidente norteamericano (la última vez el pasado mes de febrero) y con el primer ministro británico (la última vez en marzo), mantiene encuentros periódicos con Sarkozy (cenó con él el viernes), y tiene línea directa con la cúpula de la Administración nortea-mericana. La Universidad de Georgetown y su colaboración como conferenciante con la influyente compañía «Washington Speakers Bureau» son plataformas complementarias de recepción de información y de tejido de nuevos contactos. Sus personas de confianza coinciden en resaltar el esfuerzo mental y vital que ha realizado desde que dejó La Moncloa para desligarse por completo de lo que ha sido su vida en los últimos 20 años, la política activa, y construirse una «nueva profesión». Ahora, comenta a sus allegados que ya no echa de menos la arena de esa plaza, pero para definir su nuevo personaje ha tenido que superar altas barreras para una persona de su edad, como, por ejemplo, la de ser capaz de relacionarse en inglés. Las alfombras del PSOE. El último episodio de la campaña socialista en su contra ha llevado a algunos dirigentes «populares» a reflexionar sobre el «borrón y cuenta nueva» con el que Aznar inauguró en 1996 su etapa de gobierno. «Si se trata de abrir una cacería de ex presidentes y ex altos cargos que tenga cuidado el PSOE porque tiene muchas posibilidades de salir peor parado», advierte un ex ministro y alto cargo del partido que hoy preside Rajoy. |
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