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Izquierda liberal La lección de la izquierda italiana a ZP

Izquierda liberal   La lección de la izquierda italiana a ZP

Antonio Robles
La lección de la izquierda italiana a ZP
Antonio Robles
“ Frente a los intereses de poder de la derecha, la izquierda impidió también que el Senado se transformara en una cámara de representación territorial. Es decir, impidieron que los territorios se antepusieran en derecho a los ciudadanos. ”

La izquierda italiana ha impedido en referendo la descentralización de la educación, la sanidad y la policía local. Ha rechazado el federalismo, no ha querido otorgar a las regiones más ricas el instrumento para ejercer la insolidaridad contra las regiones más pobres, ha defendido la igualdad y la simetría frente a la insolidaridad de una derecha preocupada por perpetuarse en el poder a costa de ceder poder a las regiones más ricas. Y de paso ha cortado de cuajo las veleidades secesionistas de la Liga Norte de Humberto Bossi. Le apoyó el 61,7 %, ganó.

El Gobierno de centro izquierda de Romano Prodi identificó descentralización con desigualdad, federalismo con más poder para las derechas locales, traspaso de competencias con riesgo para la unidad nacional. De esto último saben algo los italianos incorporados tarde a la unificación. Las virtudes de ésta frente al caos anterior la tienen aún frescas las generaciones actuales como demostraron en los noventa al rechazar la secesión de la Padania, esa patria particular del nacionalista Bossi que por no tener no tiene ni límites concretos en el espacio.

Frente a los intereses de poder de la derecha, la izquierda impidió también que el Senado se transformara en una cámara de representación territorial. Es decir, impidieron que los territorios se antepusieran en derecho a los ciudadanos.

Las similitudes son tan grandes con España que a nadie puede escapársele la lección negativa que los italianos en general y la izquierda en particular hayan podido sacar del caos en que nos hemos convertido. Gato escaldado del agua caliente huye.

Es posible que en España aún sigamos mirándonos al ombligo por la ejemplar transición que Europa entera alabó y muchos países de América Latina quisieron copiar, pero hace tiempo que España solo es el paradigma de la inestabilidad territorial, la línea roja que alerta y señala el límite del abismo.

No es verdad que la España autonómica que parió nuestra transición haya sido un gran acierto. Las experiencias históricas, como los experimentos de laboratorio, sólo se pueden dar por buenos cuando sus resultados son estables en el tiempo. Y la España autonómica no lo es. La descentralización de la educación ha servido para analfabetizar a dos generaciones de estudiantes, excitar diferencias nacionales y extender la insolidaridad entre los españoles. Hoy tenemos policías vestidos de mil colores y dirigidos por mandos autónomos diversos, pero los delincuentes roban y matan como nunca en cualquier rincón de España.

Este modelo autonómico ha sido un espejismo, sólo ha servido para incubar los instintos de poder de las élites locales, una forma de vivir a costa del erario público. A nadie se le puede escapar ya que la cesión autonómica es hoy clara reivindicación nacional y mañana exigencia independentista. Y esto es lo que la izquierda italiana no ha querido permitir. Nada raro ni extraño a su ideología. La distribución de la riqueza, la igualdad de derechos, no sólo jurídicos sino de oportunidades independientemente de donde seas o vivas, forman parte de su alma.

Lo paradójico del caso, es que si nuestro presidente fuese italiano hubiera votado con Berlusconi y Humberto Bossi. No es una metáfora, aquí gobierna con la ayuda de Carod Rovira y el PSC, pronto lo hará con CiU y muy probablemente con Herri Batasuna. Este hombre es un farsante que la izquierda de este país ha de desenmascarar cuanto antes. No me extraña que el sosegado Mariano haya envidiado la suerte de los italianos: "Siento envidia de Italia, donde se somete a consulta la reforma del modelo de Estado". Seguramente la misma que sentiría Rosa Díez y tantos socialistas decentes al ver como su jefe de filas en vez de votar con la izquierda italiana lo ha hecho con la derecha más reaccionaria.

¿Se imaginan qué pasaría en España si pudiéramos votar estatutos y procesos de paz como han hecho los italianos?

antoniorobles1789@hotmail.com

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