«España puede ser el primer país en deconstruirse en Occidente»
«España puede ser el primer país en deconstruirse en Occidente»
Stanley G. Payne inicia un curso sobre la Guerra Civil en Aranjuez
J. Ors
http://www.larazon.es/noticias/noti_cul10984.htm
El historiador en Aranjuez, donde coordina un curso sobre la contienda del 36 |
Aranjuez (Madrid)- La Unión Soviética y la ayuda que Stalin proporcionó a la República española durante la contienda del 36 es el tema que el hispanista norteamericano Stanley G. Payne, profesor de la Universidad de Wisconsin Madison (EE UU), ha escogido para la conferencia inaugural de «Guerra Civil: conflicto revolucionario y acontecimiento internacional», el seminario que coordina dentro de los cursos de verano que la Universidad Rey Juan Carlos ha organizado en Aranjuez. «Stalin no deseaba un régimen comunista en España. Era contraproducente para la República y eso habría desencadenado un enfrentamiento bélico. Y eso perjudicaría su política internacional, enfocada para atraerse a Londres y París».
-¿Por qué no apoyó más al gobierno republicano?
-Ayudó militarmente, por eso continuó la guerra durante el 37 y el 38. De otra manera, Franco, con el apoyo de Roma y Berlín, la habría ganado en el 37. No mandó armas para ganar la contienda, pero sí para alargarla. Stalin quería la victoria de la República, pero enviar más fuerzas suponía un riesgo para su política en Europa. Por eso no proporcionó más apoyo. Pero decir que no quería la victoria de la República es una exageración y es falso.
-Pero la ideología de la Revolución rusa caló en España.
-La «bolchevización» de una parte del PSOE y la UGT fue de los factores más graves y de más influencia en la división en España.
-Y otro factor.
-El exclusivismo político. La izquierda moderada, que no era revolucionaria, creía que el poder debía ser de la izquierda, que concebía una república dominada sólo por ellos. Y eso también ocurre en la derecha. La política concebida en estos términos fue más definitivo que la «bolchevización» del PSOE.
-¿Cuál fue la responsabilidad de los políticos en la Guerra Civil?
-Ellos son los que tienen parte de la responsabilidad por su política tan destructiva, antidemocrática, y por sus rencores personales y deseos de dominación, como en el caso de Alcalá Zamora, aunque se da en todos. Azaña es otro ejemplo. No es responsable de la guerra, pero sí de las condiciones que llevaron a ella porque no tomó las medidas para evitarla, como el gobierno de conciliación, al que recurre 25 horas después de empezar la guerra. Ellos crearon las condiciones de la Guerra Civil.
-Y la responsabilidad de Franco.
-Estuvo siempre en contacto con la conspiración, y era muy derechista, pero creía que una rebelión militar era muy arriesgada por la movilización de la izquierda y el poder del Gobierno. Había presenciado el fracaso de insurrecciones, como la de los anarquistas o la de Asturias, y sólo quería actuar en un momento definitivo. No tenía confianza en la rebelión. Ese es el mismo cálculo de Casares Quiroga y Azaña. El Gobierno, en los últimos días, adoptó una política de Guerra Civil. La crispación era tan alta que la única salida era una rebelión militar, como una sanjurjada, fácil de reprimir, y luego clarificar la situación y estabilizar el país con la izquierda. Pensaban que apenas habría Guerra Civil. Franco se suma tras la muerte de Calvo Sotelo, cuando era menos peligroso rebelarse que no rebelarse.
Memoria y polítca. -¿Qué opina de la Reivindicación de la República que hace el Gobierno de Zapatero?
-Ha vuelto el utopismo de la izquierda en algunos sectores con una nueva doctrina ideológica que es el «buenismo» o «la corrección política». Y es por la ausencia de la memoria histórica, porque esa memoria histórica es tergiversación. Ya no hay una memoria de los peligros de las radicalizaciones políticas. Es la nueva ideología de la izquierda, y ocurre en todo el mundo. Pero en España hay una crispación política y, junto a los nacionalismos, puede hacer que sea el primer país occidental que se deconstruya a sí mismo.
-¿Y qué piensa de la negociación del Gobierno con Eta?
-Tiene qu haber una negociación para dejar las armas, claro. Lo que hay actualmente, no es esto. Las armas se mantienen. Es para hacer concesiones a los terroristas para que luego, los terroristas, si aceptan las condiciones, abandonen las armas. Es todo al revés. Es una negociación política. Es el comienzo de la rendición a los terroristas.
-¿Por qué no apoyó más al gobierno republicano?
-Ayudó militarmente, por eso continuó la guerra durante el 37 y el 38. De otra manera, Franco, con el apoyo de Roma y Berlín, la habría ganado en el 37. No mandó armas para ganar la contienda, pero sí para alargarla. Stalin quería la victoria de la República, pero enviar más fuerzas suponía un riesgo para su política en Europa. Por eso no proporcionó más apoyo. Pero decir que no quería la victoria de la República es una exageración y es falso.
-Pero la ideología de la Revolución rusa caló en España.
-La «bolchevización» de una parte del PSOE y la UGT fue de los factores más graves y de más influencia en la división en España.
-Y otro factor.
-El exclusivismo político. La izquierda moderada, que no era revolucionaria, creía que el poder debía ser de la izquierda, que concebía una república dominada sólo por ellos. Y eso también ocurre en la derecha. La política concebida en estos términos fue más definitivo que la «bolchevización» del PSOE.
-¿Cuál fue la responsabilidad de los políticos en la Guerra Civil?
-Ellos son los que tienen parte de la responsabilidad por su política tan destructiva, antidemocrática, y por sus rencores personales y deseos de dominación, como en el caso de Alcalá Zamora, aunque se da en todos. Azaña es otro ejemplo. No es responsable de la guerra, pero sí de las condiciones que llevaron a ella porque no tomó las medidas para evitarla, como el gobierno de conciliación, al que recurre 25 horas después de empezar la guerra. Ellos crearon las condiciones de la Guerra Civil.
-Y la responsabilidad de Franco.
-Estuvo siempre en contacto con la conspiración, y era muy derechista, pero creía que una rebelión militar era muy arriesgada por la movilización de la izquierda y el poder del Gobierno. Había presenciado el fracaso de insurrecciones, como la de los anarquistas o la de Asturias, y sólo quería actuar en un momento definitivo. No tenía confianza en la rebelión. Ese es el mismo cálculo de Casares Quiroga y Azaña. El Gobierno, en los últimos días, adoptó una política de Guerra Civil. La crispación era tan alta que la única salida era una rebelión militar, como una sanjurjada, fácil de reprimir, y luego clarificar la situación y estabilizar el país con la izquierda. Pensaban que apenas habría Guerra Civil. Franco se suma tras la muerte de Calvo Sotelo, cuando era menos peligroso rebelarse que no rebelarse.
Memoria y polítca. -¿Qué opina de la Reivindicación de la República que hace el Gobierno de Zapatero?
-Ha vuelto el utopismo de la izquierda en algunos sectores con una nueva doctrina ideológica que es el «buenismo» o «la corrección política». Y es por la ausencia de la memoria histórica, porque esa memoria histórica es tergiversación. Ya no hay una memoria de los peligros de las radicalizaciones políticas. Es la nueva ideología de la izquierda, y ocurre en todo el mundo. Pero en España hay una crispación política y, junto a los nacionalismos, puede hacer que sea el primer país occidental que se deconstruya a sí mismo.
-¿Y qué piensa de la negociación del Gobierno con Eta?
-Tiene qu haber una negociación para dejar las armas, claro. Lo que hay actualmente, no es esto. Las armas se mantienen. Es para hacer concesiones a los terroristas para que luego, los terroristas, si aceptan las condiciones, abandonen las armas. Es todo al revés. Es una negociación política. Es el comienzo de la rendición a los terroristas.
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