Seguridad y violencia escolar
Seguridad y violencia escolar
Fue noticia, hace tan sólo unos días, que los Ministerios de Interior y de Educación y Ciencia habían firmado un acuerdo marco para mejorar la seguridad escolar. Se trata de prevenir y erradicar conductas violentas y de ofrecer a los jóvenes una imagen adecuada de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad como garantes de los derechos y libertades de todos.
Bien está que los poderes públicos muestren su preocupación ante un fenómeno que alcanza dimensiones cada día más graves. Sin embargo, las buenas palabras y las fotos de los políticos no arreglan la situación, la imagen no es suficiente. Hacen falta medidas eficaces, exigencia a demás de comprensión, para evitar que la escuela se convierta en un territorio donde impera la ley del más fuerte.
En los últimos tiempos proliferan las agresiones a compañeros más débiles o indefensos, así como las intimidaciones constantes a profesores y personal no docente.
Algo hay que hacer, porque si las instituciones educativas no cumplen su función mínima de enseñar el respeto por las reglas elementales de la convivencia es que algo falla en la sociedad contemporánea. Si no se respalda a los profesores, cosa que en los últimos años no se está haciendo, para imponer de forma razonable la autoridad y mantener un grado adecuado de exigencia académica, los niños y adolescentes aprenden la falsa lección del “todo vale” y pierden la conciencia de la responsabilidad por los propios actos.
En estas condiciones, confiar en que la escuela se convierta en un lugar para el aprendizaje de la ciudadanía no pasa de ser una falsedad interesada.
Valentín Abelenda Carrillo
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