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MENSAJE PARA LA JORNADA MUNDIAL DEL ENFERMO

MENSAJE PARA LA JORNADA MUNDIAL DEL ENFERMO


El Papa Benedicto XVI ha hecho público su mensaje para
la reflexión en la jornada del enfermo de Seúl de
2007. La sociedad de la salud debe afrontar y dar
sentido a lo inevitable: la enfermedad. Para un
cristiano es además unión a Cristo doliente.

MENSAJE PARA LA JORNADA MUNDIAL DEL ENFERMO

CIUDAD DEL VATICANO, 13 DIC 2006 (VIS).-Este mediodía
se hizo público el mensaje del Santo Padre con ocasión
de la XV Jornada Mundial del Enfermo, que se celebrará
en Seúl (Corea) el 11 de febrero de 2007, memoria de
Nuestra Señora de Lourdes.


El Papa escribe en el mensaje, publicado en inglés y
fechado el 8 de diciembre, que "a pesar de los avances
de la ciencia, no existen tratamientos para todas las
enfermedades. (...) Muchos millones de personas en el
mundo siguen experimentando condiciones de vida
insalubres y falta de acceso a recursos médicos de
mucha necesidad, a menudo de los más básicos, con el
resultado de que el número de seres humanos
considerados "incurables" ha aumentado
considerablemente".


Tras subrayar que es importante "promover políticas
que creen las condiciones para que los seres humanos
puedan sobrellevar las enfermedades incurables y
afrontar la muerte de una manera digna", Benedicto XVI
señala que son necesarios "más centros de curas
paliativas que provean una atención integral,
ofreciendo al enfermo la asistencia humana y el
acompañamiento espiritual necesarios. Se trata de un
derecho de todo ser humano que debemos defender".


"La Iglesia -continuó-, siguiendo el ejemplo del Buen
Samaritano, siempre ha mostrado una especial atención
por los enfermos. (...) Muchas personas -profesionales
de la salud, agentes de pastoral y voluntarios- e
instituciones en todo el mundo, sirven incansablemente
a los enfermos en los hospitales, centros de curas
paliativas, en las calles de las ciudades, en las
casas y en las parroquias".


Dirigiéndose a las personas con enfermedades
incurables y terminales, les anima a "contemplar los
sufrimientos de Cristo crucificado. (...) Confiad en
que vuestros sufrimientos, unidos a los de Cristo,
serán provechosos para las necesidades de la Iglesia y
del mundo".


"Por medio de los sacerdotes y agentes de pastoral
-termina el Papa-, la Iglesia desea sosteneros y estar
a vuestro lado, ayudándoos en el momento necesario y
haciendo de este modo presente el amor misericordioso
de Cristo con los que sufren".

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