Blogia
Blog Almena, noticias y opiniones desde la libertad

Alrededor del Belén

Alrededor del Belén Alrededor del Belén

En nuestro caminar, en éste tiempo navideño, nos encontramos, finalmente, con el portal de Belén y ante él, a su alrededor, vamos abriendo el alma y de ella brotan palabras de dulces amores y también otras que desgranan sinsabores. Es que Jesús, niño recién nacido, invita desde esa cuna pobre a la sinceridad. A Jesús, al que se le ofrenda todo el amor del alma, se le ofrece la plenitud de la verdad de los sentimientos propios; no hacerlo así sería intentar dejar de lado algo que en nuestro espíritu existe. Junto al Belén uno se siente renacer; como un niño libre de condicionamientos, como una criatura que nota las primeras caricias y que desea seguir recibiéndolas en todo momento. Caricias del amor de madre que están limpias de cualquier mentira. El alma, ante Jesús en su cuna, se abre toda ella al amor.

Van surgiendo pensamientos en los que se contienen las alegrías que proporcionaron los aumentos en la familia. El nacimiento de cada hijo fue el inicio de una nueva responsabilidad, de un quehacer específico para ese ser que se incorporaba a la familia con sus características propias. Cuando se contempla a Jesús en su cuna de Belén, uno piensa que aparece una nueva etapa para la vida propia; una etapa con características propias, con otras formas de comportamiento en la sociedad que, a veces, tratan de imponerse como exigencias. Y uno le dice a Jesús, con todo el cariño del alma, que quiere seguir luchando cada día, a lo largo de esa nueva etapa, con la ilusión de siempre, con la ilusión que aparecía en cada nuevo nacimiento que aumentaba la familia y que invitaba a cuidar, con amor, a esa vida.

El pensamiento sobre la familia nunca desaparece de la mente de quienes la componen. Por muchas que sean las situaciones difíciles que se hayan encontrado, al correr de los años, la familia se mantiene en el corazón con las penas y las alegrías habidas. En la lucha de la vida hay mucho de satisfacción y también algún que otro dolor. Todo ello se lleva en el alma y ante Jesús se van mostrando todas y cada una de esas cosas que hablan de amor, las unas, y que están sedientas de amor, las otras. Ante esa realidad divina de amor que es Jesús no cabe expresar más que pensamientos de amor, de unión, de comprensión y de paz.

La familia es la base de la sociedad y en ésta se desarrolla nuestra actividad personal. A la sociedad le aportamos el sentir de nuestras vidas. Ese sentir que se ha forjado, desde el nacimiento, en el seno familiar a base de formación que llega rodeada de cariño y también de exigencia que tan útil es para acrisolar el carácter. Y hay cosas en la sociedad que necesitan ser mejoradas, que necesitan mucho más de nuestra atención y cariño, y así lo decimos ante Jesús, con humildad y sinceridad, sin rencor aunque sí con dolor.

Alrededor del Belén se van congregando las familias porque reciben la paz que proporciona la conmemoración, por el nacimiento de Jesús, de la plenitud de los tiempos.

Manuel de la Hera Pacheco.- 25.Diciembre.2006

0 comentarios