Blogia
Blog Almena, noticias y opiniones desde la libertad

Un grito se oye cerca de ti

Un grito se oye cerca de ti

Un grito se oye cerca de ti


Hace ya dos mil años que Herodes, muy poco después del nacimiento de Jesús, ordenó matar a todos los niños de dos años para abajo, en Belén y sus alrededores. Para él, la vida de esos inocentes no tenía valor alguno, no suponía nada aunque temía perder su poder por la influencia que, según se decía, uno de esos niños tendría en el futuro. Su egoísmo, su afán de poder, su escasa confianza en sí mismo y su nula calidad humana motivaron esa orden asesina contra niños inocentes que, cuando de llevó a cabo, hizo recordar, en aquellos lugares, el oráculo del profeta Jeremías: “Un grito se oye en Ramá, llanto y lamentos grandes; es Raquel que llora por sus hijos, y rehúsa el consuelo, porque ya no viven”.


Hoy, después de esos miles de años, se vuelve a recordar en la cristiandad, de forma concreta, ese hecho para que se medite sobre ello, para que la mente advierta la importancia que tiene la vida humana, aún en su principio, en el desarrollo de la sociedad. Herodes temió que se desarrollara la vida de Jesús e hizo todo lo que estaba en su mano - que era mucho - para aniquilarla. No quería tener que esforzarse en mejorar su calidad como persona y gobernante, aunque ello supusiera trabajar más y mejor, así como vivir de forma ordenada para que su ejemplo sirviera de guía - buena, honesta y digna - a todas las personas con las que tenía obligaciones por su carácter de gobernante. Se escudó en la cobardía, rechazando toda labor digna, y recurrió al asesinato de inocentes dando vida al grito que se oyó en Ramá.


Grito ese que se sigue oyendo en la sociedad en la que vivimos, en la que hemos formado y que tenemos obligación de hacerla digna, justa y honorable. Es un grito que se oye cerca de ti, de mi y de cualquier otra persona. Es un grito de dolor por tantos hijos a los que se les priva de la vida antes de nacer y de aquellos otros a los que se abandona una vez nacidos. Es un grito de dolor por esos hijos que caen en manos de quienes abusan de ellos, de quienes son unos pervertidos y de quienes los introducen en el mundo horrible de la droga. Herodes sigue actuando en nuestros días, con otros aspectos a los que tenía el de la Historia aunque todos ellos con un mismo fondo de falta de calidad humana, de olvido de lo que cada persona encarna de amor hacia los demás, en especial a los más débiles.


Ese grito que oímos y que, por desgracia, algunas veces está cerca de uno mismo, es necesario que se atienda con todo cariño y que se haga todo lo necesario para que deje de atormentar nuestras almas. Esos hijos debemos cuidarlos mucho más, en el seno de la familia y en el de las instituciones que tienen obligación de atender lo que ellos necesitan.


Hay que vencer a Herodes en nuestro días, sin perder tiempo y sin ahorrar energías. Nuestra sociedad quiere a sus hijos vivos; felicitarse de ellos y no llorarlos. Ese grito que se oye cerca de ti, y de mi, hemos de hacer que sea de amor y no de dolor.


Manuel de la Hera Pacheco.- 27.Diciembre.2006

 

0 comentarios