Cheque Escolar - Tiana subraya que ¿hay que dejar de seguir pensando que el Estado es subsidiario?
Tiana subraya que ¿hay que dejar de seguir pensando que el Estado es subsidiario?
El secretario general de Ministerio de Educación y Ciencia (MEC), Alejandro Tiana, señaló ayer que la objeción de conciencia es una vía “con mucho peligro” porque puede provocar “tensión” en la comunidad escolar e “inseguridad” jurídica
Durante el curso de verano ‘Educación para la Ciudadanía’, organizado por la Universidad CEU San Pablo y la Fundación García Morente, el representante del MEC expuso cuatro puntos importantes sin los que, a su juicio, no se puede entender el desarrollo de la asignatura que se va a implantar de manera obligatoria para todos los alumnos y todos los centros. Estos puntos son: : justificación de la existencia de esta asignatura, concepción y enfoque de la materia, contenidos y controversia.
En su exposición, Tiana justificó la existencia de esta materia partiendo de un documento del 2004 sobre el proceso de debate de la Ley Orgánica de Educación (LOE). En este “libro verde”, tal y como lo denominó, se explicaban los motivos para introducir la nueva materia “de una manera global a través de un sistema transversal”.
Como consecuencia de este conjunto de recomendaciones un elevado número de países han introducido en sus sistemas educativos la asignatura de EpC, que en algunos países es propia, en otros aparece integradas en otras áreas y países que la tratan de forma transversal como ocurría hasta ahora en España.
Sin mencionar explícitamente la carencia de moralidad, dijo que la creciente “complejidad y pluralidad” que existe en la actualidad en la sociedad española origina que cada uno tenga una escala de valores diferente. “El ciudadano –se atrevió a afirmar- tiende a basar sus decisiones en elementos individuales”, aunque, tal y como manifestó, con la asignatura no se pretende imponer las teorías de relativismo moral ni ideología de género sino un “pluralismo moral”.
Educación en valores, tarea compartida
Para Tiana, la inmigración, que ha introducido costumbres diferentes, junto a las dificultades que presenta la transversalidad y a las recomendaciones europeas, hacen, a su juicio, “justificable y necesaria” la asignatura. “La educación, por tanto, -aseguró- tanto del sistema educativo como del seno de las familias, debe responder a nuevas circunstancias. Hay que tener en cuenta además, que la educación en valores, la formación ética y moral es una tarea compartida”, ha añadido el secretario general del Ministerio de Educación.
Respecto a la concepción y enfoque de la nueva asignatura, se mostró a favor de que la escuela sea partícipe de la educación moral de los alumnos porque si no fuera así, “los alumnos menos capacidades de desarrollar su formación moral”. De hecho, los centros son subsidiarios de la educación que los padres eligen, amparándose en el artículo 27.3 de la Constitución española. Y quiso matizar que “Enseñar no significa indoctrinar por parte del profesor, ni aprender de memoria por parte del alumno, sino disfrutar e incorporarlos a la vida corriente”.
Tiana sí reconoció que “la educación en valores no puede entenderse al margen de la familia”, primera responsable en la educación, pero defendió durante toda su conferencia que la educación en valores, moral y ética debe ser “una tarea compartida”, no exclusiva de los padres que escogen la formación religiosa y moral para sus hijos de acuerdo con sus propias convicciones. “La formación moral se realiza en distintos ámbitos”, sentenció.
En este sentido, comentó que la escuela tiene un papel en la construcción de los valores de los jóvenes y que es una responsabilidad compartida con la televisión, los medios de comunicación o Internet así como grupos de iguales, “que a veces escapan a la familia y al sistema educativo”.
Contenidos “consensuados”
Uno de los puntos más llamativos de su exposición fue el desarrollo de los contenidos de la asignatura, que, a juicio del MEC, “son el resultado de un proceso de diálogo con todas las organizaciones que expresaron el interés de participar en ese proceso, tomando como punto de partida el documento de 2004”.
Centrándose en los contenidos del documento final –que no contó con el apoyo unánime del Consejo Escolar de Estado ni con el aval del Consejo de Estado- el responsable de Educación explicó que diferencian cuatro grandes grupos: el individuo consigo mismo, la convivencia y las relaciones con el entorno, la vida en una sociedad democrática y, la ciudadanía en un mundo global, sin entrar en los contenidos que verdaderamente preocupan a los miles de padres objetores de la materia que no quieren que sus hijos estudien de manera obligatoria una moral que no es acorde a sus principios.
Tiana lamentó la controversia suscitada alrededor de la asignatura -siempre según él- de manera injustificada y señaló que está basada en “equívocos y falsedades con contenidos que no tiene y cosas que no dice”. “Se dice –afirmó- que la materia habla de eutanasia, aborto, terrorismo; ni están en los contenidos ni han estado en ningún borrador de los contenidos. Se afirma que la materia impone el relativismo moral y yo creo que lo que pasa es que se confunde relativismo moral con pluralismo moral. Lo que se dice en EpC es que hay que respetar la pluralidad legítima”.
Alejandro Tiana, que negó lo que para muchos es la imposición de una ideología de género, recordó que “la formación ética y moral es una tarea compartida, que no corresponde en exclusiva a nadie. El Estado no puede imponer unos determinados criterios morales, pero no por ello debe abstenerse de presentar los valores constitucionales o formulados en las grandes declaraciones que España ha asumido como país”.
Al abordar el polémico asunto de la orientación sexual, Tiana subrayó que “atribuir al Gobierno la intención de promover la homosexualidad es un disparate”.
Una asignatura “justa” y “legítima”
Tiana se manifestó también sobre la objeción de conciencia plantea interrogantes jurídicos, y que existe confusión entre lo que es objeción de conciencia y lo que es desobediencia civil. “Desde el punto de vista educativo –sostuvo- la objeción de conciencia es una vía con mucho riesgo porque introduce tensión en la comunidad educativa”.
“Hemos dialogado, y lo seguiremos haciendo, pero aplicaremos la ley. Tengo la misión de cumplir las leyes”, declaró Tiana.
Finalmente, consideró un “disparate” atribuir al Gobierno la intención de promover la homosexualidad y defendió que lo único que dice el Ministerio es enseñar a los jóvenes a que no discriminen por ese motivo. “Es justo y legítimo y entra dentro de los valores constitucionales –declaró- y no cursarla supone contradecir la ley”. A su juicio, los promotores de la objeción de conciencia contra la materia hablan de “sospechas y riesgos, no de realidades”, argumentando que “no son más que fantasmas”.
Contrapunto
Una batalla importante por la libertad
Una de las muletillas más utilizadas por el Gobierno, cuando se encuentra con alguna resistencia social frente a sus iniciativas legislativas, es la de que “las leyes están para cumplirlas”. Pues bien, eso mismo fue lo que ayer le recomendó al propio Gobierno el director del Servicio Jurídico Civil de la Conferencia Episcopal, Silverio Nieto, en el curso de verano organizado por la Universidad San Pablo-CEU y la Fundación García Morente para analizar la asignatura de “Educación para la Ciudadanía”. Si las leyes están para cumplirlas, es evidente que la primera de las leyes de obligado cumplimiento es la Constitución, de la que emanan todas las demás. Y resulta que la reforma educativa, que incorpora la polémica asignatura obligatoria, se opone en parte de sus contenidos al artículo 27,3 de la Constitución, que garantiza el derecho de los padres a que sus hijos reciban una educación conforme a sus convicciones morales.Es posible que todo el litigio provocado por el empeño del Gobierno en adoctrinar a los menores de edad, termine tarde o temprano en el Tribunal Constitucional. Pero lo que ya se ha planteado, con toda su grandeza democrática, es la decidida voluntad de miles de padres de rechazar una imposición que atenta contra las propias libertades públicas, empezando por la libertad de conciencia y de enseñanza. Y por confusas que sean todavía las informaciones en torno a la polémica asignatura, es evidente que nos encontramos ante una apasionante batalla emprendida por una minoría de ciudadanos frente a la opresión de un poder de tendencia totalitarias que ignora la primera de sus obligaciones democráticas: cumplir la Constitución en su letra y espíritu, sin desvíos ideológicos.
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