Con la nueva ley de biomedicina y el reconocimiento de los derechos de los simios
Con la nueva ley de biomedicina y el reconocimiento de los derechos de los simios
Tengo la sensación que con la ley de biomedicina el Gobierno “se ha plegado a las exigencias de las clínicas de fecundación ‘in vitro’, y de ciertos investigadores”. No hay duda que se consagra la utilización del embrión como medio para obtener material biológico
Pues, aparte del fondo político de estas normativas, la Ley de Reproducción Asistida que utiliza "embriones congelados para la investigación", se trata de elegir la muerte de los mismos como medio para obtener material biológico. Tal acción entraña la cosificación absoluta del embrión humano, en cuanto que tiene simplemente un valor puramente instrumental.
Ante lo que el Gobierno considera avances científicos, en España no se facilita, ni se financia, ni se regula, la investigación con células madre adultas o de cordón umbilical, a pesar de que la prudencia política y la racionalidad científica imponen la potenciación de la investigación con adultas frente los deseos de determinados científicos que prometen utopías.
El término "pre-embrión", que ya no utilizan los científicos serios, es un "truco semántico de decir que lo que se formaba en la clonación eran 'pre-embriones' y no embriones". No solo es un cambio semántico, sino también con la acuñación de un concepto ético y jurídico difuso, que contempla multitud de acciones.
La nueva ley consagra la eugenesia positiva, y supone la posibilidad de selección genética del futuro embrión en función de los deseos paternos y, por otro lado, es muy difícil –aunque por ahora la ley mantiene la prohibición- aceptar la clonación terapéutica y rechazar la reproductiva. Y es que después de admitida a trámite la propuesta socialista de derechos humanos para los simios, de este Gobierno podemos esperar cualquier cosa de degradación de la persona humana y exaltación de todo aquello que pueda parecer depravado. Sin duda se trata de una gran mejora en derechos sociales.
Jesús Martínez Madrid
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