ZAPATERO SE CONFIESA (por José Jurado)

ZAPATERO SE CONFIESA (por José Jurado)

No fue cosa fácil concertar la entrevista. Unas veces por problemas de agenda del Presidente, otras por cansancio y, en una ocasión, porque un avispado monclovita le advirtió que quien le quería entrevistar no era periodista sino un malvado carca de derechas y franquista de los más recalcitrantes ultras; en lo que llevaba bastante razón.

Es lo cierto que el proyecto de entrevistarle sufrió varios aplazamientos. Pero, al fin, le tenía frente a frente. El Presidente no es extremadamente simpático, pero conmigo se portó con toda deferencia. Su eterna sonrisa desaparecía cuando le hacía alguna pregunta comprometida. Su rostro tiene el contrapunto de unas cejas en arco circunflejo que no sé si denotan duda, preocupación, disgusto o ganas de alejar al periodista.

Y así fue la cosa:

PERIODISTA: Dígame, Excelencia.Z

APATERO: Nada de Excelencia. Dígame Señor y tráteme de Vd.

P; Quería preguntarle, Señor, por su infancia.

Z. Mi infancia fue como la de todos los niños que se educaron en el ominoso franquismo. Mucha hambre, mucha persecución muchos rezos y mucho oscurantismo. Por eso la formación cultural de mis coetáneos es tan deficiente.

P.- ¿Llegó Vd. a cantar el Cara al Sol?

Z.- ¡Qué remedio quedaba! Pero cuando el Directos del Colegio daba los gritos de ritual, yo decía en voz baja: Pan blanco, blanco, blanco. ¡Arriba Azaña!

P.- ¿Cómo le trataban sus compañeros de Colegio?

Z.- Muy bien. Como yo era guapín, menudito, obediente, como lo sigo siendo ahora, con mi sonrisita y mis ojos azules, dieron en llamarme “Cervatillo”. Pero el Director dijo que era más cariñoso llamarme “Bambi” y con “Bambi” me quedé.

P.- ¿No le molesta que le llamen Zapatero?

Z.- Sí que me molesta. Me gustaría que me llamasen Rodríguez que, como Vd. sabrá, quiere decir hijo de Rodrigo. Aquel que murió luchando para que los moros no entraran en España.

P.- ¿Es que Vd. pretende ahora echarlos de España?

Z.- Ni por asomo. Ahí tenemos una fuente inagotable de votos y ya le he dicho a Caldera que le dé papeles a todos en cuanto se bajen de las pateras. Porque esos papeles se convertirán en papeletas.

P.- ¿Cómo se le ocurrió meterse en política?

Z.- Yo soy republicano por tradición familiar, aunque lo suelo decir en voz baja, pero unos amigos de la Universidad me indujeron a ingresar en el PSOE cuya tradición de honradez es proverbial, a pesar de los calumniadores.

P.- ¿Es Vd. creyente?

Z.- Hombre, no mucho. Y, por supuesto, bastante menos que Pepe Bono. Pero de vez en cuando pienso que debe haber algo o alguien que rige todas las cosas y que a mí me ha hecho Presidente. Y no lo digo por Rubalcaba. Que quede esto claro-

P.-¿Y la Iglesia Católica?

Z.- ¡Lagarto, lagarto”!. En eso sí que no creo. Los Curas, como los Jueces, son gente troglodita, cavernícola, tenebrosa y fascista que están pretendiendo bloquear todas mis promesas electorales.

P.- ¿Se refiere Vd. al aborto?

Z.- Exactamente. La mujeres pueden disponer libremente de su cuerpo.P

P ¿Matando al ser que llevan en sus entrañas?

Z.- Eso no es un ser, sino una simple agrupación de células que tiene su ciclo vital y que, simplemente, se les anticipa el final. Eso ya lo dejó claro Peces Barbas cuando consensuó la Constitución

P.-¿Qué opina del llamado matrimonio de los gays?

Z.- Si dos personas del mismo sexo se quieren, por qué no van a unir sus vidas para siempre? Es como si Vd. y yo nos quisiéramos....¿Quién iba a impedir nuestro matrimonio?

P.- Oiga, oiga, que yo estoy casado, soy católico y, además ultra. Nuestra unión sería un floripondio.

Z.- Bueno eso ya lo consensuaríamos.

P.- ¿Piensa Vd. suprimir los símbolos religiosos?

Z.- Eso quisiéramos casi todos los socialistas, pero ¿quién quita esa gigantesca Cruz del Valle de los Caidos? ¿Y quién hace volar por los aires tanto templo, tanto monasterio y tanta capilla como hay en España? Y, sobre todo, ¿quién acaba con tanto Cura y tanto capillita si mis antecesores no lo lograron en tres años?

P.- ¿Qué le parece Monseñor Rouco?

Z.- Se lo diré crudamente: Me está haciendo la puñeta desde que alcancé la Presidencia. Tiene una mente tan cerrada como la del Papa polaco y no se avienen a modificar la doctrina retrógrada de la Iglesia, sobre todo en materia sexual, para adecuarla a los tiempos modernos. Yo estoy dispuesto a consexsuar.

P.- ¿No tiene el Señor miedo a enfrentarse con la Iglesia?

Z.- Ninguno. A pesar de que ya me lo ha advertido Pepe Bono y a pesar de que anda por ahí un individuo que en un soneto ripioso, me dice: “Con la Iglesia has topado, Presidente”

P.- ¿Qué opina V. de Su Majestad el Rey?

Z.- ¿Cómo? ¿Majestad?

P.- ¿Es que piensa el Gobierno suprimirle el tratamiento?

Z.- Todo se andará. No se preocupe. Al fin y al cabo es un ciudadano más.

P.- ¿Teme que se niegue a aprobar con su firma la nueva ley de ampliación del aborto?

Z.- No lo creo. Ya firmó la Ley del aborto, que era la importante, y, al parecer, sin muchos escrúpulos de conciencia. Nuestro Rey es más comprensivo y progresista que lo fue el Rey Balduino

P.-¿Por qué se presentó Vd. para candidato a la Presidencia?

Z.- ¡Pero si yo no me presenté! Me empujaron Felipe y Alfonso. Y, además, me aseguraron que vencería a Pepe Bono. No sé cómo se las arreglaría Rubalcaba, que en esto del pucherazo es un experto.

P.- ¿Se llegará a dividir España como pretenden Ibarreche y Maragall?

Z.- Ya estuvo dividida en ocho Reinos durante la Reconquista y no pasó nada. .Eso me dice Pepiño.

P.- Se lo dicen también los del PNV y los del “tripartito”?

Z.- Me lo insinúan. Pero ellos no quieren independencia. Sólo pretenden la autodeterminación. Y además cuento con Rajoy que dice que ¡No pasarán! .Es en lo único que confío en él.

P.- ¿Qué ocurrió el 14 de Marzo?

Z.- Vera Vd: Yo estaba en la creencia de que perdíamos las elecciones, pero en la madrugada de ese día me despertó Sonsoles y me dijo: José Luís, te llama Rubalcaba. Cogí el teléfono y me gritó, ¡Enhorabuena! ¡El Poder es nuestro! ¡Estamos encerrando a los del PP en sus sedes!. Las calles están llenas de gentes que gritan: ¡El Gobierno miente! ¡Zapatero a la Moncloa! Y lo demás ya se sabe.

P.- ¿Cómo le va al Señor en las Cumbres?

Z.- En materias económicas, muy bien, porque ya sabe Vd. que Jordi Sevilla me puso al corriente en esa materias en tres tardes que me dio clase.Y, en cuanto a las lenguas no problem porque soy bilingüe ya que hablo español, que diga castellano, y además domino el maragato de mi tierra. En las reuniones de Presidentes en las Cumbres, como todos ellos hablan inglés o francés, a todos les sonrío y a unos les digo “yes” y a otros “ui”

P.- Cuando intervino el Señor en la Comisión noté que soltó Vd. algún exabrupto a la plana mayor del PP.- ¿Quién le enseñó a insultar?

Z.- En insultos finos con retranca, Rubalcaba; en los más fuertes, Pepiño Blanco y en los más tremendos, que reservo para Aznar y Zaplana, me preparó Alfonso Guerra.

P.- ¿Cómo califica Vd. su intervención en la Comisión?

Z.- Vencí a Aznar por goleada. Eso lo dice hasta “El País” Aguanté dos horas más que él, a pesar de que Rubalcaba me hizo una señal para que no leyera, como tenía previsto, la Primera parte del Quijote.

Llegados a este punto, el Señor enarcó las cejas y, comprendiendo que estaba cansado, no me atreví a seguir con el interrogatorio.

Se levantó....al mismo tiempo que yo me despertaba con el transistor pegado a mi oreja por el que oía a Federico tronando y despotricando contra la Comisión de investigación, contra Zapatero, contra un Magistrado del Supremo que no acaba de dimitir, contra Robireche, contra los Albertos y contra los de siempre:.! contra

losmaricomplejines”!.

Todo había sido un sueño.