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Sacar la poesía a la calle

Sacar la poesía a la calle

 

Sí, cualquier calle de cualquier lugar es mucho más atractiva, agradable y bella cuando la poesía discurre por ella; por su calzada y sus aceras; a bordo de vehículos de cualquier clase o dentro del sentir de la gente que camina hacia un lado y hacia otro. La poesía está al alcance de cualquier persona y la puede poner de manifiesto en cualquier momento; cuando está en la calle abarrotada de gente que camina hacia un lado y hacia otro, al tiempo que los vehículos llenan la calle de ruidos diversos. La poesía no se asusta por esa cantidad de gente y de ruidos que hay en la calle, pues es sumamente curiosa y comunicativa. Tal vez sea que a la poesía se la mantiene fuera de la calle porque se considera, por mucha gente, que su belleza solamente brilla en lugares donde hay silencio y atención dispuesta a percibir y deleitarse con cada uno de los detalles que surgen, delicadamente, de los poemas.

 

Hay que sacar la poesía a la calle, sin tener apuro por nada. La poesía lo está pidiendo y la calle lo está necesitando desde hace mucho tiempo; tal vez desde siempre; como desde siempre el ser humano viene necesitando que la poesía haga más bella su labor, cualquiera que ésta sea. Hay poesía en el amor y en el dolor, como la hay en el trabajo honrado y en la dedicación a las causas nobles. La hay en toda obra humana en la que importe servir a los que necesitan ayuda, antes que al interés de la propia satisfacción. Hay que abrir las puertas que impiden que la poesía de la labor humana se haga presente en las calles. La poesía no se puede hacer presente allí donde el egoísmo humano es patente, ni donde existe rencor, ni donde el desprecio hacia otras personas, o a sus obras, hace que la vida sea áspera y gris.

 

La poesía es, en verdad, una manifestación sincera, a la par que noble y bella, del alma. No importa que su autor no sepa dejarla escrita sobre un papel, pues basta su forma de proceder - llena de nobleza y belleza - allá donde esté; igual da que sea en un cuidado escenario que en una calle cualquiera donde el ruido impera. La poesía se lleva en el alma y tiene necesidad de hacerse patente en el trato que se dispense a toda clase de gente. Hay que abrir la puerta del alma cuando se esté en la calle, entre tanta gente que no se conoce y que camina presurosa, para hacer llegar a cualquiera que se la tiene en cuenta y que se la quiere.

 

Cada lugar tiene su forma particular de hacer notar la belleza y la profundidad de la poesía. El poeta y escritor Derek Walcott - distinguido con el Premio Nobel - señala que el flamenco es una forma especial, en Andalucía, de sacar a la calle la poesía. Es una afinidad especial para entender unos sentimientos y apreciar, con gusto, la delicadeza de los demás.

 

Toda persona tiene derecho a que se la trate con delicadeza. Vale mucho cada persona y es mucha e importante la labor que tiene encomendada; la de hacer felices a los demás. Ese es el gran poema que se ha de ir forjando en el quehacer diario de cada persona. Esa es la poesía de la vida para cualquier persona y en cualquier lugar; también en la calle.

 

Manuel de la Hera Pacheco.- 19.Abril.2006.- 

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