Estragos de la ideología
Estragos de la ideología
Cuando la ideología, cualquiera que sea, no tiene en cuenta la verdadera raíz de los hechos - los del pasado, los actuales y las tendencias que se abren hacia el futuro - y hace caso omiso, a veces con desprecio, de los derechos de todos los seres humanos, se perturba el orden de la sociedad; perturbación que puede llegar a dimensiones de catástrofe. Así lo han señalado ilustres pensadores contemporáneos, entre ellos Jean-François Revel, fallecido el 30 de Abril de este mismo año. Así lo hemos visto y padecido gran parte de la sociedad mundial actual: guerras tremendas, de dimensiones prácticamente globales, con millones de muertos y heridos y con daños materiales de gran extensión e importancia. Guerras, también, en las que las armas - cada día más potentes y agresivas - no entraron en acción en ningún momento pero que mantuvieron a la humanidad bajo el terrible temor de la desolación.
Ahora, en nuestro tiempo que vivimos, han vuelto a aparecer esos desequilibrios en las ideologías; unas de ellas antiguas y otras nuevas o reformadas por quienes las postulan. Es una forma distinta de actuar, con variantes muy acusadas entre unas y otras, pero que mantienen, todas ellas, líneas de acción que van produciendo estragos en la sociedad con el fin último de imponer los criterios que emanan de su ideología, de su forma de pensar, sin tener en cuenta cualquier otro sentido de la vida avalado por los derechos, incluso algunos fundamentales, de los seres humanos. Son actos de violencia contra la razón y la justicia, que se van sucediendo, uno tras otro, ignorando o haciendo poco caso a otras demandas justas.
Antonio Mingote nos vuelve a mostrar, en uno de sus recientes dibujos, el grave estrago que produce esa ideología que habla de paz al tiempo que muestra, por medio de un monigote con gesto amenazador, un poderoso garrote dispuesto a ser utilizado en el momento que no se admita la idea que preside su mente. Esa ideología ya ha causado mucho daño y sigue haciéndolo, tanto con sus amenazas como con la falta de interés en comprender las razones que son manifestadas por quienes ellos amenazan. Parece que es necesario que se den cuenta del estrago que en la sociedad causan sus ideas, mantenidas de la forma que usan.
El Presidente de Bolivia, motivado por su ideología, está causando estragos en las relaciones de su país con otros países y en los acuerdos bajo los que han estado prestando servicio, a Bolivia, diversos grupos industriales y económicos de otros países. Se comprende que el Presidente quiera mejorar los rendimientos para Bolivia, pero el sistema que ha puesto en funcionamiento parece un tanto agresivo hacia las normas en uso. Esos estragos causan perjuicios materiales y morales cuyo alcance preocupa seriamente. No se puede olvidar la experiencia sufrida, por muchos países, durante el pasado siglo y ello motiva preocupación.
No son estas las únicas cuestiones que, teniendo como origen diversas ideologías, están produciendo estragos en las relaciones internacionales. Hay quienes hablan del final de una etapa y el comienzo de otra, totalmente opuesta a la que ahora se vive. Conviene preguntarse si se está haciendo lo necesario para evitar ese cambio tan radical.
Manuel de la Hera Pacheco.- 17.Mayo.2006
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