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Recuerdos dolorosos

Recuerdos dolorosos

 

Hay, para cualquier persona, recuerdos agradables y otros que, desgraciadamente, son muy dolorosos. Como es natural, siempre se desea que la mente vuelva a vivir aquellos, pero no ocurre lo mismo con relación a los otros. No se trata de eliminar lo que no es posible hacer desaparecer y los recuerdos se mantienen siempre, aunque el paso del tiempo pueda llegar a hacerlos menos nítidos y también menos hirientes. Unos y otros se van entrelazando, formando la historia de los recuerdos personales; que es, en definitiva, la historia de la vida propia con sus aciertos y sus errores. Recuerdos de hechos, también, que no fueron generados por la propia persona pero que, de alguna forma, más o menos directa, tuvieron alguna influencia en su vida. Es que la vida de la persona va unida a la de la sociedad.

 

Desde hace algún tiempo, no mucho, se ha puesto en circulación una opinión sobre la importancia que para la vida de nuestra sociedad actual tiene el recuerdo de la II República en España. Esa opinión, sustentada por el actual Presidente del Gobierno español, ha tomado cuerpo, en el Congreso de los Diputados, al ser aprobada una proposición de ley, impulsada por IU, que, en resumen, señala - según se dice en la portada de un periódico - que aquél régimen “es un antecedente directo del actual Estado social y democrático de Derecho y de la Constitución de 1978”. Es una opinión que motiva recuerdos directos en quienes vivieron aquella época, cuyo número considero que, por razones de edad, ya no puede ser crecido.

 

El profesor Don Manuel Fernández Álvarez - de la Real Academia de la Historia - es una de esas personas. Entre los diez y catorce años de su edad transcurrió el devenir de la II República y aunque reconoce que en esa edad no se tiene capacidad alguna de decisión sí que se tiene, plenamente, la de observación. Basado en esa experiencia personal señala que “tener una imagen de una II República idílica, gobernada por sabios y prudentes magistrados, donde se estaban incubando los proyectos más hermosos en una convivencia en paz y armonía, está muy lejos de la realidad. Presentar tal imagen es falsear burdamente la historia. Porque, en verdad, en aquella II República había menos verdaderos demócratas de los que hubiera sido menester”.

 

Es posible que otras personas, de edad similar a la del profesor Fernández Álvarez, no coincidan con esos juicios, frutos directos de los recuerdos dolorosos de una época en la que tuvieron lugar unos hechos ciertamente duros y trágicos. Sin embargo, los recuerdos de otras personas sí que coinciden con esos juicios y sienten disgusto por ese interés que por algunos se viene mostrando en presentar una imagen nada o poco real de aquella época.

 

Otro profesor de Historia Política - Don Manuel Álvarez Tardío - señala que “la República fracasó no porque acabara en una guerra civil, sino porque durante sus cinco años de existencia fue incapaz de convertirse en el régimen político de todos los españoles, en una democracia liberal que asegurara la alternancia pacífica a través de las urnas”. Conviene que se medite sobre todo ello. Los recuerdos dolorosos de aquella época ruegan esa meditación.

 

Manuel de la Hera Pacheco.- 28.Abril.2006

 

 

 

 

 

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