Zp y su estrategia revolucionaria.
Zp y su estrategia revolucionaria.
Vuelve a asombrarme Zarzalejos en su editorial del ABC del 21/05/2006 titulado “Sobre la liquidación de la derecha”, en el que hace un análisis genial sobre la estrategia de Zp para aislar al Pp.
Si solo fuera su objetivo aislar al Partido Popular, estaría mal pero se podría entender el principio de “al enemigo ni agua”, si bien ese principio en democracia es muy peligroso. En primer lugar porque todos, de un partido u otro, tienen objetivos comunes, que deberían ser el bien de España, un bien económico, social y cultural. Serían a lo más competidores para llevar el barco común a buen término. En segundo lugar porque el “talante” de Zp queda definitivamente en entredicho al negar el diálogo sistemático con la primera fuerza de la oposición, que –al tiempo- representa a casi la mitad de los españoles.
Pero es que Zp no piensa así, en mi opinión su pensamiento es más “progresista”. Él se ha marcado un objetivo revolucionario. Cambiar la sociedad y llevarla él como iluminado mentor a un puerto “nuevo” en la Historia y ahí le molesta como mota en el ojo, cualquier planteamiento diferente. Es un alma de dictador, un “padre de la patria menor de edad” que debe entregarse a sus manos con una confianza ciega e indiscutible.
Para ello utiliza el poder democrático y pacífico, para alterar las bases que permitieron su elección. Legitimado en un sistema que tiene una norma básica constitucional, elimina y ningunea tanto la norma como el espíritu que la impregnaba: la coherencia nacional, el consenso básico de todos los españoles, la unidad y la igualdad de oportunidades en nuestra patria, la solidaridad de los territorios que la componen y la libertad en aspectos básicos como la educación y la práctica religiosa.
Su instrumento, la mayoría parlamentaria conseguida con el apoyo de las fuerzas minoritarias y centrífugas de nuestra geografía nacional. Su arma arrojadiza: la incitación continua a la crispación, la rememoración falsa y sectaria de una historia deplorable de desencuentros como fue la II República española, la descalificación de los moderados acusándoles de algo más propio de su nuevo nacional-socialismo basado en la distinción, la exclusión, el sentimiento de agravio y la insolidaridad más furibunda.
Con este panorama, con la descalificación sistemática, mentirosa y engañosa de los que él califica como extrema derecha, donde se incluyen los de derechas, los liberales, los de posiciones de centro y, también, algunos de la izquierda escandalizados por sus desatinos, presenta el referéndum de Cataluña como arma arrojadiza contra una fuerza política. Con su “Tu no lo utilizará el partido popular contra Cataluña” fomenta y justifica, como dice Rajoy, que descontrolados se lancen a la calle a incendiar sedes del Partido Popular.
Y es que el Partido Socialista perdió la decencia cuando con la utilización masiva de “SMS” arremetió contra las sedes populares en las elecciones que le dieron la victoria. Fue un experimento "rubalcabesco" que movilizó los sentimientos violentos hasta extremos que no se habían visto en la democracia, anunciando el talante que venía con los nuevos gobernantes.
Descalificación del contrario y condena del inocente ante la opinión pública, sin juicio y sin garantías. Movilización criminal de una campaña que nace ya totalitaria por los eslóganes socialistas y un futuro anunciado de más y más cerrojazos a la libertad de expresión a través de la coacción, el miedo y, si vence el Estatuto, con el nuevo Tribunal de la Represión de Prensa.
0 comentarios