"La ideología de género está deformando la raza humana"

"La ideología de género está deformando la raza humana"

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Entrevista a Jorge Scala, abogado y escritor especializado en género y derechos humanos

"La ideología de género está deformando la raza humana"

:: El docente universitario manifestó su oposición a la posibilidad de una unión homosexual aceptada socialmente. A éstas las considera engendros
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Jorge Scala. "Las familias deben predicar con el ejemplo y el testimonio". [Foto:Marcos Otaño]

Posadas.
Con estas palabras comenzó su conferencia Jorge Scala, invitado por la Asociación de Orientación Familiar (Aofam) hace algunos días en esta ciudad. Scala está especializado en género y derechos humanos, y defiende a capa y espada la unión entre hombres y mujeres en el clásico matrimonio conyugal. Se opone así a la posibilidad de una unión homosexual aceptada socialmente, a las considera que engendros.

Explique los tipos más notorios de diferencias entre ambos sexos.
Existen diferencias menos evidentes que otras. Por ejemplo, las anatómicas son pocas pero muy evidentes, las fisiológicas algo más aunque menos notorias, las psicológicas todavía son más pero difícilmente identificables, y las espirituales muchas más pero sólo especialistas podrán hablar con criterio de ellas. A medida que se logra un mayor grado de profundidad son más difíciles de identificar y la diferencia se acentúa.
Sin embargo debe haber unión entre varones y mujeres, no competencia. Debemos lograr un producto totalmente superior, que es la construcción del mundo.
Fijate nomás como falta esa unión en el mundo del trabajo, de las fábricas o de la política. Un mundo totalmente masculino: racional, matemático, que persigue la eficiencia. A ese ámbito le falta un toque femenino, colores en los ambientes, perfumes, arreglos florales.
Sin embargo, las mujeres cuando entran a la actividad laboral, como por ejemplo la política, toman lo más malo del hombre y dejan de lado lo femenino. Se transforman en algo peor.

Entonces, ¿qué papel tiene que cumplir la mujer?
Como decía Juan Pablo II en su carta a las mujeres en el año 95, el secreto para recorrer libremente el camino del pleno respeto de la identidad femenina no está solamente en la denuncia, aunque necesaria, de las discriminaciones y de las injusticias, sino también y sobre todo en un eficaz e ilustrado proyecto de promoción, que contemple todos los ámbitos de la vida femenina, a partir de una renovadora y universal toma de conciencia de la dignidad de la mujer. Es dándose a los otros en la vida diaria como la mujer descubre la vocación profunda de su vida, ella que quizá más aún que el hombre ve al hombre, porque lo ve con el corazón… lo ve en su grandeza y en sus límites, y trata de acercarse a él y serle de ayuda.

Ese espíritu que usted afirma que es muy diferente entre hombres y mujeres, ¿qué fortaleza tiene?
Hoy en día nadie puede comprometer su libertad para el futuro, porque la cultura está hecha en base a la moda. Y la moda es pasajera, de descarte. Por ejemplo, los matrimonios ya no son contraídos para siempre, porque existe la posibilidad del divorcio y ante cualquier obstáculo que se le presente a la pareja se divide, cada uno arma sus valijas y chau. Algo parecido ocurre con el celibato para los sacerdotes, ante una mínima debilidad o tentación muchos dejan esa vocación.

¿Qué es el género?
Es una ideología según la cual toda persona tiene la posibilidad de elegir su orientación sexual, libre de toda predeterminación biológica, libertad que todos los demás deberán respetar.
Y hablar de género para definir la sexualidad de una persona es inaceptable, ya que implica negar la realidad de la naturaleza humana.

¿Y qué entiende por ideología?
La ideología es un cuerpo conceptual cerrado sobre sí mismo, imposible salirse de él si se entra. Los ideólogos no tienen un interés en buscar la verdad. Su único objetivo es captar las voluntades de la gente, porque la mentira es su herramienta de trabajo. Jamás van a explicitar su proyecto, sino que tratan de mantener confundida a la gente de manera que penetre el discurso y persuada.

Si combinamos ambas categorías tenemos una nueva: la ideología de género. ¿En qué consiste esta nueva concepción?
La ideología de género asegura que no existe un varón o una mujer natural, que no hay una conjunción de características o una conducta acorde a cada sexo. Sostiene, además, que hay dos graves errores en la cultura: el sexismo, es decir, poner límites a la conducta sexual, y la homofobia, pensar que la heterosexualidad es la norma sexual humana natural. Nada más equivocado que esto, porque debido a las indiscriminadas libertades de estos tiempos en los que se sabe todo sobre sexo, jamás hubo tanta insatisfacción sexual como ahora, ni hubo tantas parejas separadas y tampoco los innumerables casos de enfermedades de transmisión sexual con consecuencias nefastas para la vida humana.
Otro de los predicados permanentes de la ideología de género es la no existencia de diferencias entre varones y mujeres, ya que son de origen histórico y cultural, y por ello el producto de una cultura en vías de extinción.
Pongo un ejemplo de las enormes diferencias. Desde muy pequeños los sexos ya son particulares y bien definidos, si un nene encuentra una pelota en su camino lo primero que hace es patearla, en cambio si una niña ve una pelota cuando camina es casi seguro que la desvía, ese objeto no le llama la atención porque tiene muy poco valor para ella. Sin embargo si la misma niña se encuentra con una muñeca, la levanta y juega o la ubica en un lugar más seguro y mejor, aquí el nene del que hablaba en el caso anterior vuelve a patearla o le resta importancia.

¿Qué tienen que hacer las familias ante el avance incesante de este tipo de pensamiento?
Lo mejor que puede hacer cualquier familia o persona mayor que quiera aconsejar a los jóvenes que andan sin rumbo fijo en la vida, o no tengan ejemplos para imitar es predicar con el ejemplo y con el testimonio. No responderles nada ante algún cuestionamiento sino hacerles reflexionar autoevaluándose ellos mismos. Que se miren en el espejo y analicen su propia vida.

Humberto Romero Fries