MUJERES: LEJOS DE LA IGUALDAD
MUJERES: LEJOS DE LA IGUALDAD miércoles, 06 de diciembre de 2000 |
Defender solamente roles profesionales como estilo de vida supone un no reconocimiento del papel que les han dejado a las mujeres, pero que de ninguna manera debe ser exclusivo de ellas. i para traer niños se requieren dos, para educarlos también. Pero no sólo falta el reconocimiento del hombre sino también del Estado, que no facilita el trabajo en casa ni incluye a las mujeres que se dedican a ello en los planes de previsión social.
íQué difícil es cambiar la mentalidad de la sociedad sobre todo de los hombres que la componen! Seguro que es una tarea de largos años y de incansables esfuerzos de las mujeres para que se reconozcan sus derechos, que son un bien social diáfano. Día a día la mujer se va incorporando al mercado laboral y sin embargo la realidad profesional sigue estando organizada casi exclusivamente por los hombres, dicho sea de paso, que se mueven al margen de la vida de familia. Esto afecta tan de lleno a las mujeres que muchas se sienten exprimidas cuando tienen que soportar el trabajo del hogar y el de fuera de casa y la perspectiva de tener hijos, por falta de colaboración de los maridos, se hace cada vez menos atractiva. Estoy muy de acuerdo con este escrito de la neofeminista M¬ Rosario Segura Pérez-Muelas, de Lorca, que denuncia la violencia y acoso a la mujer que trabaja y que es madre a la vez. Hace algunos años el feminismo pretendía demostrar que las mujeres pueden acceder al trabajo de igual modo que los hombres. Pero una vez alcanzada esta importante meta no se debe permitir que la vida profesional imponga su din mica de organizaci¢n soslayando la cuesti¢n en que se basa el futuro de la estabilidad social ,que no es otra que los hijos. Defender solamente roles profesionales como estilo de vida supone un no reconocimiento del papel que les han dejado a las mujeres, pero que de ninguna manera debe ser exclusivo de ellas. i para traer ni_os se requieren dos, para educarlos tambi'n. Pero no s¢lo falta el reconocimiento del hombre sino tambi'n del Estado, que no facilita el trabajo en casa ni incluye a las mujeres que se dedican a ello en los planes de previsi¢n social, ni disfrutan de per¡odos de descanso ni por enfermedad ni permisos retribuidos por maternidad, ni su trabajo es contabilizado. Adem s se ve en la encrucijada de familia o trabajo ya que abandonarlo temporalmente para tener un hijo entra_a el riesgo inminente de perderlo. Las mujeres con hijos apenas tienen cabida en la vida pol¡tica porque no interesan. As¡, se hace cada vez m s dif¡cil la comprensi¢n de esta problem tica en el sector que organiza la vida poblica. Desgraciadamente es una batalla ardua y desde luego todav¡a estamos bastante lejos de la igualdad. lejos de la igualdad n ¥Qu' dif¡cil es cambiar la mentalidad de la sociedad sobre todo de los hombres que la componen! Seguro que es una tarea de largos a_os y de incansables esfuerzos de las mujeres para que se reconozcan sus derechos, que son un bien social di fano. D¡a a d¡a la mujer se va incorporando al mercado laboral y sin embargo la realidad profesional sigue estando organizada casi exclusivamente por los hombres, dicho sea de paso, que se mueven al margen de la vida de familia. Esto afecta tan de lleno a las mujeres que muchas se sienten exprimidas cuando tienen que soportar el trabajo del hogar y el de fuera de casa y la perspectiva de tener hijos, por falta de colaboraci¢n de los maridos, se hace cada vez menos atractiva. Hace algunos a_os el feminismo pretend¡a demostrar que las mujeres pueden acceder al trabajo de igual modo que los hombres. Pero una vez alcanzada esta importante meta no se debe permitir que la vida profesional imponga su din mica de organizaci¢n soslayando la cuesti¢n en que se basa el futuro de la estabilidad social ,que no es otra que los hijos. Defender solamente roles profesionales como estilo de vida supone un no reconocimiento del papel que les han dejado a las mujeres, pero que de ninguna manera debe ser exclusivo de ellas. i para traer ni_os se requieren dos, para educarlos tambi'n. Pero no s¢lo falta el reconocimiento del hombre sino tambi'n del Estado, que no facilita el trabajo en casa ni incluye a las mujeres que se dedican a ello en los planes de previsi¢n social, ni disfrutan de per¡odos de descanso ni por enfermedad ni permisos retribuidos por maternidad, ni su trabajo es contabilizado. Adem s se ve en la encrucijada de familia o trabajo ya que abandonarlo temporalmente para tener un hijo entra_a el riesgo inminente de perderlo.
Las mujeres con hijos apenas tienen cabida en la vida pol¡tica porque no interesan. As¡, se hace cada vez m s dif¡cil la comprensi¢n de esta problem tica en el sector que organiza la vida poblica. Desgraciadamente es una batalla ardua y desde luego todav¡a estamos bastante lejos de la igualdad.
Mar¡a Josefa Jim'nez Molina
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