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Deterioro de humanidad

 

Deterioro de humanidad

 

Al ser humano, que es capaz de tantas y tantas cosas buenas e importantes, se le viene sometiendo a un proceso de disminución de sus valores. A algunos de estos se les niega y a otros se les rebaja en sus objetivos. Se va convirtiendo a los seres humanos en máquinas automáticas que responden, a la orden recibida, por medio de un proceso automático que fue diseñado e instalado, previamente, por mentes y manos de otros seres humanos. Unos son los que dominan y otros son los que hacen aquello que se les ordena. No se reflexiona, a fondo, por parte de cada cual, porque no se da tiempo para ello. Todo va adquiriendo esa condición de automatismo con respuesta inmediata, que se viene implantando en la vida de los seres humanos y en la sociedad de la que forman parte. Proceso ese que no respeta el derecho a la libertad que todo ser humano tiene para orientar su vida en la búsqueda de la verdad

 

Llama la atención la rapidez con la que se aplaude cualquier intervención pública de quienes están al frente determinadas organizaciones, sin que haya sido posible llegar al fondo de aquello que se acaba de proclamar. Es la programación del aplauso como medio para avalar algo que, de momento, son sólo palabras, aunque puedan suponer buenas intenciones. El aplauso que tiene verdadero valor es el que se produce cuando la inteligencia ha podido entrar en el fondo de la cuestión planteada. Puede que este aplauso sea hasta discreto, pero se presenta avalado por el estudio, sereno y profundo, de cada una de las posibilidades que se derivan de aquello que se ofreció como una posibilidad y será el aplauso de los convencidos.

 

Esa especie de automatismo que se pretende en la sociedad constituye, en esencia, un paso más hacia el subdesarrollo y por ello es un deterioro de humanidad. Nos fijamos, con razón, en esas personas cuyas vidas discurren en un ambiente de gran pobreza material y sin posibilidades de mejorar, con sus medios, ese ambiente de tan baja calidad y, sin embargo, no se toma en consideración ese subdesarrollo que existe en las relaciones humanas. No tener en cuenta tanto una como otra manifestación de subdesarrollo constituyen, una y otra, serios deterioros de humanidad, de pérdida de los valores básicos de los seres humanos.

 

Es de todo punto necesario que crezca, significativamente, la consideración de la dignidad del ser humano, tanto por quienes gobiernan o dirigen en la sociedad como por los que son gobernados o dirigidos. Dignidad esa que tiene su fundamento en la verdad; en la que tiene la fuerza de unir a todos los seres humanos y no en esa otra argumentación que conduce al alejamiento - cuando no al enfrentamiento - de unos y otros, aunque coseche muchos aplausos por otras motivaciones ambientales, distintas al del análisis riguroso de lo que se propone por quien recibe esos aplausos. La sociedad demanda la dignidad de la verdad.

 

Toda persona debe procurar que no haya deterioro de humanidad en la sociedad, pues si ese deterioro se produce y aumenta se creará separación en la comunidad humana. Es preciso que no se hable para cosechar aplausos sino para ofrecer vías de desarrollo y de unión entre todos los componentes de la sociedad. Desarrollo y unión que tienen fundamento en la verdad que a todos es dado reconocer, porque es la que a todos hace libres.

 

Manuel de la Hera Pacheco.- 24.Abril.2006.-

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