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José Luis Requero, Magistrado y vocal del Consejo del Poder Judicial «Los vascos se caracterizan por partir troncos y piedras»

José Luis Requero, Magistrado y vocal del Consejo del Poder Judicial  «Los vascos se caracterizan por partir troncos y piedras»

    * José Luis Requero.
    * Tiene 45 años.
    * Magistrado y vocal del Consejo del Poder Judicial.
    * Profesor asociado de la Universidad Autónoma.
    * Fue vicepresidente de la Asociación Profesional de la Magistratura.


Periodista Digital

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Viernes, 14 de julio 2006
Con 45 años y 10 hijos, el magistrado y vocal del Consejo del Poder Judicial, José Luis Requena, se ha caracterizado siempre por sus opiniones conservadores. Fue además el encargado de redactar el informe del Consejo que advertía de los riesgos del matrimonio entre parejas del mismo sexo. Eva Reuss, de la revista Época, ha charlado con él sobre el estado de la justicia y la política en España.

Pregunta: A usted, tan conservador, no le pega nada ir en una Harley, una moto legendariamente unida al rock duro, la ‘progresía’, el perdedor...

Respuesta: La Harley es puro arte, simboliza un estilo de vida tranquila, sosegada, respetuosa. La persona que monta en Harley no se mete con nadie, no pulula como un loco por las carreteras.
 

P: Ya que le gusta tanto la arqueología, ¿quedan muchos fósiles en la magistratura?

R: Hay muchos atavismos y costumbres en la justicia, demasiados intereses creados. Profesionales, corporaciones que no quieren perder una posición de privilegio. Mover ese tipo de montañas es muy complicado y España es un país de intereses creados en torno a intereses profesionales muy fuertes.

P: ¿Por qué la justicia no da siempre la razón a quien la tiene?

R: Aunque sea un tópico, es cierto que la justicia no puede satisfacer a todos porque siempre, al menos la mitad de los ciudadanos, pierde el pleito en que se ha metido, luego no puede tener buena prensa.

P: Pues la Guardia Civil pone muchas multas y está muy bien vista.

R: Desde luego, y la gente la aplaude en los desfiles. Los jueces nos limitamos a empuñar la espada que nos da el legislativo, pero el error está en confundir justicia con jueces.

P: ¿No es injusto que la vida se haya duplicado con el euro y los sueldos sigan ultra congelados?

R: Claro que sí, sobre todo para los que vivimos de un sueldo, porque en ese IPC que nos suben se mezclan coches, joyas y lechugas y yo sé cuál es el IPC real -mucho más alto que el oficial- y lo que me cuesta el periódico, ir a la compra, el parking...
 

P: ¿Hay más política entre los jueces que entre los políticos?

R: En España hay 4.200 jueces. Y en el 99,9% por ciento de ellos no hay ninguna actuación de corte político. La inmensa mayoría se ciñen a criterios estrictamente jurídicos. Donde hay política es en el Consejo General del Poder Judicial, porque es un órgano de gobierno y político. Eso es lógico, pero lo peor es que, además de ser un órgano político, sea una plasmación de los intereses de las fuerzas políticas.
 

P: Los sectores ‘progres’ de la justicia quieren contextualizar, es decir, ser más represivos o más ‘progres’ según convenga. ¿No debe el juez dedicarse sólo a aplicar escrupulosamente la ley?

R: El juez tiene que interpretar y aplicar la ley porque para eso está. Si no, tendríamos ordenadores donde meteríamos una serie de preguntas, de hechos, y nos darían, como un ticket de un aparcamiento, el importe de la pena, la resolución. Lo de las posturas progres está muy bien siempre que no se haga un uso alternativo del Derecho, es decir, ‘usted haga las leyes, que yo las aplicaré en función de mis criterios e intereses ideológicos y el contexto político en que nos movemos’.

P: Estas posturas ‘progres’ favorecen ahora mismo a Batasuna.

R: Cuando se ha dicho estas últimas semanas que las leyes tienen que aplicarse en función de la realidad social, en relación con la persecución de Batasuna, de las medidas cautelares de Otegi y sus amigos, está claro que no tiene cabida ese criterio interpretativo. Porque hablamos de la realidad pura y dura de una banda terrorista que sigue activa y no ha dicho que vaya a dejar de matar, sino que se reafirma. El último comunicado era insultante.

P: ¿Cree que el problema de la politización de la justicia no tiene solución porque al fiscal general lo nombra el Gobierno? ¿Se solucionaría si los fiscales fueran más profesionales y menos políticos?

R: Ciñéndonos al tema del fiscal general, es evidente que desde el momento en que es nombrado por el Gobierno y actúa claramente en connivencia con él, es partícipe de sus estrategias a la hora de no perseguir ciertos delitos. Afortunadamente, la instrucción de los delitos hoy en día la llevan los jueces de instrucción independientes, con criterios en muchas causas totalmente disconformes con los del Gobierno.

P: En Canadá ya están pidiendo el reconocimiento de la poligamia.

R: En el informe que hicimos al anteproyecto de ley del matrimonio entre personas del mismo sexo dijimos que, si de la definición de matrimonio se elimina ahora que es una unión basada en el cariño y con vocación de una permanencia y de formar una comunidad de vida, entonces ya cabe todo. ¿Por qué no entonces la unión de uno con varios? Con esta ley se sientan las bases de que mañana pidan la legalización del matrimonio poligámico o poliándrico.

P: También se reclama que los animales tengan los mismos derechos civiles que las personas.

R: El Proyecto Gran Simio dice exactamente eso. No a la tortura, no al maltrato, vale, pero a que puedas dejar tu fortuna o tu casa a tu perro, mientras hay gente que se muere de hambre... Lo de Canadá era previsible. Estamos desarmados para prevenir el advenimiento de modelos de convivencia ajenos por completo a nuestra manera de vivir y relacionarnos.

P: ¿Nos toparemos con todos los presos en la calle para pagar el alto el fuego?

R: Creo que ésta es la fase de ejecución de pactos ya hechos. Me refiero al Estatuto catalán, un texto lo suficientemente elástico e indeterminado como para que se llegue a una situación de derecho cercana a la independencia. En el fondo, esto es lo que pretendía el plan Ibarretxe.

P: Aquel era más burdo y tosco.

R: Era bastante burdo y evidente, y éste más sibilino, porque los catalanes son fenicios, luego más listos y negociantes, mientras que los vascos se caracterizan por partir troncos y piedras. Este texto, al final, es un pacto.

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